Los mercadillos se tornan divertidos, un nuevo día entre el bullicio de la ciudad. La gente corre y se oyen gritos de "todo a un euro", "un euro", "un euro", y un montón de cremas con un sinfín de efectos, por solo "un euro", pero no,"yo no utilizo eso". De repente se hace el silencio y el otoño nos desvela un lugar con una luz magica, ahora sí, podemos ser nosotras mismas.